Las Benévolas y la banalidad del mal


Con ocasión de la aparición en librerías limeñas de la edición española de la novela "Les Bienveillantes" de Jonathan Littell, creo oportuno resaltar algunos de los pasajes que a mi entender, luego de concluir con la lectura de las 903 páginas (Ed.Gallimard, 2006) de esta obra totalizadora, considero fundamental compartir. No siendo traductor, me he permitido traducir al español extractos de la versión original, por lo que las páginas que se refieren corresponden a dicha edición francesa...espero no haberme convertido en un traditore del texto original.


Cabe precisar que esta novela no pretende ser, como muchos han querido interpretar, una narración histórica de la Shoah, menos aún la presentación en blanco y negro del bien y del mal, lejos de ello con abundante información que brinda verosimilitud a la ficción, Littell nos conduce a esos confines donde se agazapa esa Bestia que llevamos dentro y que, por lo general, subestimamos. Ese relativismo que nos impide enmarcar las fronteras del mal, es el mejor antídoto para no considerar ganada ninguna batalla...

Muchos de los pasajes de la novela nos llevan a plantearnos una serie de interrogantes sobre la condición humana, los totalitarismos, la búsqueda de los absolutos y esa pulsión autodestructiva tan nuestra. Lo dramático es que más allá de haberse construido una monumental obra de ficción sobre la base de un hecho histórico tan doloroso, lo dicho en ella me parece muy actual. Y es que -mutatis mutandis-la deshumanización del prójimo no terminó con el Juicio de Nuremberg...

El protagonista-narrador es Maximilian Aue, ex oficial alemán que revive sus recuerdos, como el mismo lo diría para "...remover la sangre, y ver si puedo aún sentir alguna cosa, si sé aún sufrir un poco. Curioso ejercicio" (p.19). Es este personaje que se remonta a la campaña Wehrmacht en el frente oriental, en Ucrania; narrando con detalle muchas de las intervenciones que la SS acometió como parte de la Endlosung der Juden-frage (Solución final de la cuestión judía)...ese terrible engranaje que de manera metódica y casi industrial busco el exterminio de un pueblo.




Según el autor, la cultura no nos salva de la barbarie...hasta ahora nadie ha podido explicar cómo un pueblo como el alemán pudo haber sido respaldado una corriente totalitaria como el social nacionalismo Nazi...algunos consideran, dentro de una corriente calificada como "intencionalista" que la Shoah fue la consecuencia de un plan establecido; para otros, dentro de una posición "funcionalista" la denominada Solución Final fue un momento de radicalización extrema en plena guerra...sea cual fuere la explicación, lo cierto es que, bajo ningún punto de vista debemos olvidar...el hombre ha sido capaz de deshumanizar a otro hombre, de convertirlo en nada, en un producto y todo esto en búsqueda de un absoluto totalizante..



Los siguientes pasajes son más que elocuentes...ojalá que nos lleven a alguna reflexión:
"...los hombres ordinarios de los que está constituido el Estado -sobre todo en tiempos inestables- he allí el verdadero peligro. El verdadero peligro para el hombre soy yo, es usted. Y si usted no está convencido de esto, es inútil que lea más.Usted no comprenderá nada y se fastidiará, sin beneficio ni para usted ni para mí..."(p.26)




"...Una vez más, seamos claros:yo no pretendo decir que no soy culpable de tal o tal hecho. Yo soy culpable, ustedes no lo son, está bien. Pero al menos ustedes deberían poder decirse que lo que hice, ustedes también lo hubieran podido hacer. Quizás con menos celo, pero quizás también con menos desesperanza, en todo caso, de una forma u otra. Pienso que estoy autorizado a concluir como un hecho establecido por la historia moderna, que todo el mundo, o casi todo, en un conjunto de circunstancias dadas, hace lo que se le dice; y, disculpenme, hay muy pocas opciones para que ustedes sean la excepción, no más que yo. Si ustedes han nacido en un país o en una época donde no sólo nadie viene a matar a vuestra mujer, a vuestros hijos, sino que nadie les exige matar a las mujeres y a los hijos de otros, bendigan a Dios y vayan en paz. Pero guarde siempre este pensamiento en su espíritu: quizás usted ha tenido más suerte que yo, pero usted no es mejor. Porque si usted tiene la arrogancia de pensar que lo es, allí comienza el peligro..."(p.26)


"...olvidamos entonces que el Estado está compuesto de hombres, todos más o menos ordinarios, cada uno con su vida, su historia, la serie de azares que hacen que un día se encuentren del buen lado del fusil o de la hoja de papel, mientras que otros encuentran del lado equivocado.


"...Tanto para los rusos, como para nosotros, el hombre no contaba nada, la Nación, el Estado eran todo, y en ese sentido nos reenviabamos nuestra imagen uno al otro. Los judíos también tenían ese sentimiento intenso de la comunidad, del Volk: ellos lloraban a sus muertos, los enterraban si podían y recitaban el Kaddish; pero en tanto que uno solo quedaba con vida, Israel vivía. Era sin duda por eso que ellos eran nuestros enemigos privilegiados, se nos parecían demasiado."(p.101)


"...aún embrutecidos y siquiera acostumbrados, ninguno de nuestros hombres podían matar una mujer judía sin pensar en su mujer, su hermana o su madre, no podía matar a un niño judío sin ver a sus propios hijos ante él en la fosa. Sus reacciones, su violencia, su alcoholismo, las depresiones nerviosas, los suicidios, mi propia tristeza, todo eso demostraba que el otro existe, existe en tanto que otro, en tanto que humano, y que ninguna voluntad, ninguna ideología, ninguna cantidad de estupidez y de alcohol puede romper ese vínculo, imperceptible pero indestructible. Esta es un hecho y no una opinión." (p.142)

"...Matar era una cosa terrible...y aquél para quien matar no era una cosa terrible, (...) ese no era sino un animal, indigno de pertenecer a una comunidad de hombres. Pero era posible que esa cosa terrible sea también una cosa necesaria, y en ese caso había que someterse a esa necesidad. Nuestra propaganda repetía sin cesar que los rusos eran unos Untermenschen, unos subhombres; pero eso, yo no lo creía. Yo había interrogado a oficiales capturados y a unos comisarios, y yo veía bien que ellos también eran hombres como nosotros que no deseaban sino el bien, que amaban a su familia y a su patria. Sin embargo, esos comisarios y esos oficiales habían hecho morir a millones de sus conciudadanos ..." "...también en nuestros enemigos, un hombre bueno y honesto podía convencerse de hacer cosas terribles..."(p.101)

"...Y cuando tu disparabas sobre esas gentes, qué es lo que sentías?, yo respondí sin dudar: la misma cosa que cuando miraba a otros disparar. Desde el momento en que hay que hacerlo, poco importa quien lo hace. Así, yo considero que tanto mirar como hacer compromete por igual mi responsabilidad..."(p.445)

"Pero lo inhumano, disculpeme, eso no existe. No hay sino de lo humano y sólo de lo humano: y ese Doll es un buen ejemplo. Qué puede ser Doll, sino un buen padre de familia que quería nutrir a sus hijos, y que obedecía a su gobierno, aún cuando en su fuero interior no estaba del todo de acuerdo?. Si él hubiera nacido en Francia o en los Estados Unidos, se le habría considerado un pilar de su comunidad y un patriota; pero él nació en Alemania y es entonces un criminal. La necesidad, los griegos ya lo sabían, es una diosa no sólo ciega, sino cruel." (p.542-543).

"Yo llegué a la conclusión que la guardia SS no se torna tan violento o sádico porque piensa que el detenido no es un ser humano; al contrario, su rabia crece y se convierte en sadismo cuando se da cuenta que el detenido, lejos de ser un subhombre como le hicieron creer, es justamente, después de todo, en el fondo un hombre, como él, y es esta resistencia, ustedes observarán, que el guardia encuentra insoportable, esa persistencia muda del otro, y entonces el guardia lo golpea para intentar hacer desaparecer su humanidad común. Como es de entender, eso no funciona: cuando más el guardia golpea, más está obligado a constatar que el detenido rechaza reconocerse como un no-humano."(p.574)



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