Los Cien Días o el espiritu del sacrificio



Este maravilloso libro ( cuyo título original es "Les cent jours ou l´esprit du sacrifice", Editions Perrin, 2001) del ex premier ministro francés Dominique de Villepin es indispensable para quienes desean conocer al insonsable personaje encarnado por Napoleón Bonaparte luego de su sorpresiva fuga de la Isla de Elba, su ingreso triunfal a la metropoli francesa y el juego de intereses propios y ajenos con los opositores, hasta la debacle final en la sangrienta Waterloo.

Sin embargo, más allá de datos históricos de sumo interés, en este libro encontramos un apasionado recuento de la lucha política de quien, con la anhelada refundación del Imperio, busco llevar al extremo sus ideales, a pesar que el contexto no era el mismo. Debe recordarse que ese contexto está marcado por un Congreso de Viena que busacaba rediseñar el mundo napoleonico, por una pretendida restauración monarquica de un Luis XVIII que no supo adaptarse a las ideas liberales que imponían la idea de una monarquía constitucional.

Frente a un Napoleón que ya no era el mismo, que estaba cada vez más solo y que intentaba sobrevivir a duras penas con una Constitución sobre la que no creía y un modelo parlamentarista que limitaba su poder, vemos a personajes como Fouché y La Fayette que, con un doble juego de mascaradas, podemos encontrar en toda relación de poder. Qué actuales resultan todos estos personajes...

Hay muchas citas que siendo relevantes he intentado traducir para beneplácito de los lectores:

- Gobernar no es negociar sin cesar con la esperanza de encontrar un compromiso, sino buscar, decidir. Gobernar supone sangre fría, iniciativa y responsabilidad, p. 379.

- La guerra lo llevo a la política ; y la política le lleva siempre a la guerra, que es la primera palabra y la razón suprema, Nota 1, p.393.

- Quien quiera morir o vencer es vencido raramente. Frase de Corneille (En "Horace, Acto II, Escena I) que solía repetir Napoleón, según el autor, p. 135.
- Cuando las personas honestas no saben comprender ni realizar los designios de la Providencia, las personas deshonestas actuan (Guizot)

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