La Boétie, la servidumbre voluntaria y Little Brother

Se dice que Etienne De La Boétie escribió "El Discurso de la Servidumbre Voluntaria" en el año 1546, a la edad de 16 años. Casi 100 años antes que sea escrito el Leviathan de Hobbes y más de 200 años antes de la revolución francesa, llama a la atención que este libro se haya adelantado a su tiempo, reconociendo que los hombres son libres por naturaleza y que, a pesar de ello, renunciaban voluntariamente a su libertad, por dos razones: i) por costumbre y ii) porque bajo los tiranos, los hombres se convierten, necesariamente en "cobardes y afeminados".

Más allá que compartamos o no estas ideas, lo relevante de este autor es la fuerza de sus argumentos, bajo un aura de "conservadurismo subversivo". Es decir, sin pretender, de forma explícita, cuestionar el poder monárquico, analizó, por dentro, su funcionamiento y su endeble sustento.

Una de las primeras interrogantes planteadas por La Boétie aborda el "núcleo duro" de las
fuentes del poder, señalando que "yo desearía que me hagan entender cómo puede ser que tantos hombres, tantas ciudades, tantas naciones soportan a veces tanto de un solo tirano, que no tiene más potencia que la que se le da, que no tiene más poder para molestarlos que el que están dispuestos a darle, y que no podría hacerles ningún mal, si ellos no aceptaran padecerlo en lugar de contradecirlo. Cosa verdaderamente sorprendente [...] es de ver a millones de millones de hombres, miserablemente esclavizados, y sometidos, cabeza baja, a un yugo deplorable, no porque ellos estén obligados por una fuerza mayor, sino porque ellos están fascinados y, por así decirlo, embrujados[...]".

"Y así, ese tirano, solo, no hay necesidad de combatirlo ni tampoco de defenderse de él; se derrumba si el país no acepta la servidumbre. No se trata de arrancarle nada, sino solamente de no darle nada. Que una nación no haga ningún esfuerzo, si ella desea, por su felicidad, pero que ella no trabaje para su propia ruina. Son los pueblos los que se dejan, o más bien se hacen amarrar, porque sólo por rechazar servir, ellos rompen las sogas que los atan. Es el pueblo que se somete y se corta el cuello: quien pudiendo escoger de ser sujeto o de ser libre, rechaza la libertad y toma el yugo [...]. Y toda esa desgracia y esos males, en fin esa ruina, vienen, no de enemigos, sino del enemigo y de ese mismo que usted ha hecho lo que es, por quien usted va tan valientemente a la guerra y por la vanidad de quien ustedes desafían la muerta a cada instante. Ese señor no tiene más que dos ojos, dos manos, un cuerpo y nada de más que no tenga el último de los habitantes del número infinito de nuestros pueblos. Lo que tiene más que nosotros son los medios que ustedes le proporcionan para destruirlos. De donde consigue los ojos que espían si no vienen de vuestros propios grupos. Como tiene tantas manos para golpearlos si no las toma de ustedes mismos?. Los pies que foule [aplastan] vuestras ciudades, no son acaso los vuestros?. Tiene poder sobre ustedes, por ustedes mismos?[...] Que mal podría realizarles si no fueran receleur du larron qui vous pille, complices del asesino que los mata, y traidores de ustedes mismos?. Ustedes siembran sus campos para que él los devaste, ustedes mueblan y llenan sus casas para permitir sus robos, ustedes crian a sus hijas a fin que él pueda calmar su lujuria, ustedes alimentan a sus hijos para que él los convierta en soldados y los lleva a la carnicería, que los convierta en ministros de sus convoitises, los ejecutores de sus venganzas[...] Ustedes se debilitan para que él sea más fuerte, más duro y les tenga las riendas más cortas: y de tantas indignidades, que las bestias, ellas mismas, no aguantarían, ustedes podrían liberarse, sin tratar de hacerlo, pero solamente intentándolo. Estén decididos a no servir y serán libres. No quiero que ustedes lo hieran ni que lo despedacen, pero solamente que no lo sostengan más y lo verán, como un gran coloso al que se le quita la base, caer de su propio peso y romperse".

Lo leído si bien puede ser bien entendido si enfrentamos a un tirano o a un dictador, considero que es plenamente aplicable en regímenes democráticos, donde los mecanismos de manipulación ejercidos por el gobernante de turno o por los poderes fácticos, suelen ser imperceptibles, pero no por ello menos relevantes, generando una servidumbre voluntaria, que nos lleva "adormecernos" y a olvidar nuestra condición de ciudadanos, de titulares de derechos y deberes.

Ya decía La Boétie, que "los ojos que nos espían" quizás vengan de nosotros mismos, sin siquiera imaginar que en estos tiempos, tenemos que hacer frente al Big Brother, con la Big Data que nos envuelve, y al casi inofensivo y ubicuo Smartphone (nuestro querido "Little Brother") que quizás sepa más de nosotros que nosotros mismos.  




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