Las redes sociales y la relatividad de la verdad


Hace algunos meses fue publicado por Katharine Viner en The Guardian
https://www.theguardian.com/media/2016/jul/12/how-technology-disrupted-the-truth, un artículo que aborda un tema crucial relacionado con la veracidad en la información que circula en las redes sociales.
Según Viner, la "verdad", en estas épocas de redes sociales (Facebook, Twitter, etc) ha dejado de tener importancia. La abundante información que circula en dichas redes, está constituida, en buena parte, por rumores, opiniones, apreciaciones falaces e incompletas, que son inmediatamente reenviadas y aceptadas, envolviéndose a dicha información con una capa de veracidad, impermeable a la critica, a pesar que suele carecer de pruebas fácticas que la sustenten.
Por el lado de los medios de prensa se percibe una ausencia de control respecto a la difusión de sus contenidos a través de las redes sociales. Es más, como lo reveló un estudio de New York Times Magazine, citado por Viner, hay medios políticos que "fabrican" contenidos únicamente para Facebook, no con el interés que los internautas sean atraídos por los artículos, sino para para que estos sean compartidos, sin ninguna advertencia sobre la prudencia o la veracidad del contenido de esa información. Muchos medios de prensa miden la relevancia de la información en términos de "veces compartido", número de "clicks" o de "viralidad", en detrimento, en muchos casos, de la calidad y veracidad de la información ofrecida.
La "era de los hechos" ha cambiado y en lugar de reforzarse los vínculos sociales, a partir de la idea que informar es un deber cívico y un derecho democrático, este sistema de circulación de información, podría crear un efecto inverso. En efecto, con la circulación, en un "click", de información no veraz, que sólo está "alineada" a nuestras propias opiniones, enfrentamos el riesgo de generar "comunidades" que "se miran el ombligo", creándose una fosa que los separa de quienes no comparten dichas opiniones. Bajo un modelo que pone a disposición de los cibernautas información "a ser viralizada" y que lucra por la cantidad de "clicks" efectuados, el escenario que se presenta no es el más optimista.
 Lo anterior se ve reforzado por los algoritmos que utilizan los "buscadores de información", como Google, Yahoo, etc, que nos encierran en lo que Eli Pariser llama "filter bubble", http://www.huffingtonpost.com/george-mocharko/the-filter-bubble-review_b_929551.html , donde se recoge una visión de mundo complaciente, cuidadosamente construido en el sentido de nuestros gustos, creencias o convicciones, alejándonos de toda refutación o "ruido molesto". Como lo indica Tom Steinberg, fundador de MySociety, quién comenta que luego del triunfo de los partidarios del Brexit, intentó ubicar en diversas plataformas, como Facebook, a gente que estuviera contenta con el resultado. Como consecuencia de los filtros instalados en las herramientas de búsqueda de dichas plataformas, no tuvo éxito en su búsqueda, a pesar que la mitad del Reino Unido había votado favorablemente.
Sin duda, siendo conscientes de la existencia de dichas burbujas y enfrentando la avalancha de información fragmentada y no veraz que recibimos con las redes sociales, debemos construir nuestra "verdadera" versión de los hechos, sin desconocer que la "verdad", siendo única (sino no sería "verdad") ofrece un abanico de miradas, prismas, ángulos a considerar.

Como lo indica Camus, "la democracia es modesta, ella sabe que no sabe todo y es por eso que tiene necesidad de los demás". Dejar de lado al "Otro", que piensa distinto, o lo que es peor, no interesarse en los fundamentos de sus afirmaciones, nos lleva a convivir con una estrecha mirada, parcial y opaca de la realidad. Hay que tener presente la advertencia de Fontenelle, cuando decía que "uno se acostumbra demasiado, cuando está solo y sólo piensa como uno mismo".
 

  

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