La ideologia del genero y la deconstrucción de lo finito



En estos tiempos atreverse a cuestionar la llamada "ideología del género" nos convierte en objeto de un virtual linchamiento por parte aquellos que pretenden ubicarse en lo "politicamente correcto", en el lado "progresista" de nuestra sociedad. 

Así, basta leer la prensa local para concluir que la neutralidad de todo buen periodismo informativo, es una practica en desuso. Nuestra prensa toma partido y defiende abiertamente una ideología dominante, que no admite opiniones discrepantes y no duda en caricaturizar las ideas contrarias, tildándolas de reaccionarias, racistas, homofóbicas. El artículo publicado por Mirko Lauer en La República es prueba de ello: http://larepublica.pe/impresa/opinion/838588-tonteria-de-genero, se pretende desviar la atención sobre el peligro que entraña para nuestra sociedad la denominada "ideología del género" y para ello se busca asociar todo cuestionamiento a una posición recalcitrante e intolerante de la iglesia católica.  

Considero que una posición contraria a la "ideología del género" puede y debe sustentarse en principios humanistas y filosóficos, fuera de todo dogma religioso. En el fondo lo que debemos discutir es si estamos dispuestos a vivir en un mundo de la indiferenciación, donde cada uno pueda ser lo que quiera, un poco mujer, un poco hombre, pues finalmente la igualdad de género -más allá de la diferencia biológica de sexos- nos lleva a una indiferenciación que debemos rechazar y combatir. 

Esta ideología involucra una voluntad de independizarnos de la naturaleza y de los límites diferenciadores que ésta nos impone, como hombre o como mujer. Bajo esa ideología, uno no necesita su alteridad para completar su existencia. Este es el tema central a cuestionar, contrariamente a lo que afirman los defensores de la "ideología del género", el hombre y la mujer, no son intercambiables, somos seres finitos que para "completarse" necesitan de su alteridad contraria. 

Siguiendo los lineamientos de los "Queer Studies" de Judith Butler, la visión de "género" afirma que debe romperse con esa diferenciación hombre-mujer, a partir del hecho que nuestra identidad sexual no estaría definida biológicamente, dado que es una "construcción social". En es sentido, siendo una construcción social, los conceptos hombre-mujer serían intercambiables , negando toda finitud y necesidad de complementariedad.

En efecto, a través de un proceso de "deconstrucción" de clichés, en aras de la igualdad y de la no discriminación, se busca diluir la identidad sexual como factor determinante de nuestra identidad. Debemos tener muy presente que esta "deconstrucción" ideológica no es casual: si la complementariedad hombre-mujer es negada, el paso siguiente es proceder con la "deconstrucción" del fundamento de las parejas y de las familias heterosexuales, a partir del hecho que la mencionada "alteridad" sería accesoria. Esto nos llevaría también a cuestionar la necesidad de esa complementariedad hombre-mujer como aporte estructurante en la educación de un niño.   

Por más que lo pretendan negar los defensores de la "ideología del género", en el Curriculo Nacional de la Educación Básica del Ministerio de Educación, sí se incluyen reiteradas menciones a la "igualdad de género como política de Estado", a la "equidad de género", siendo evidente el sentido que es dado al concepto género, cuando afirman:
"Si bien aquello que consideramos “femenino” o “masculino” se basa en una diferencia biológica-sexual, estas son nociones que vamos construyendo día a día, en nuestras interacciones"(página16).

"Vive su sexualidad de manera plena y responsable: es tomar conciencia de sí mismo como hombre o mujer, a partir del desarrollo de su imagen corporal, de su identidad sexual y de género [...] (página 30).


Debemos tener muy presente que toda batalla política que se pretenda ganar, requiere  que previamente uno se imponga en la batalla cultural. Eso es lo que se pretende hacer desde el mismo Ministerio de Educación, banalizando el concepto de "género" e incorporándolo como un factor más de nuestra identidad. 

A mi entender debemos ver el "bosque" y no detenernos en la visión maniquea de quienes pretenden simplificar y caricaturizar esta discusión, presentándola como una impostura reaccionaria de una Iglesia intolerante y contraria a una visión igualitarista de la sociedad. Lo que está en debate (que es una gran palabra en un país que como el Perú, no se tolera los debates) es, como lo afirma Sylvaine Agacinski, la destrucción de la "dominación heterosexual". Así, bajo la premisa que los dos roles (hombre-mujer) son intercambiables, una pareja de padres serán "iguales" y por ende, serán seres neutros, con todas las derivaciones inimaginables que podrían generarse en torno a la filiación.   

No miremos sólo donde quieren que miremos, no admitamos medias verdades, asumamos el coraje de enfrentar en un debate democrático a aquellos que se presentan como los defensores del Bien, que pretenden seguir "mimando" al individuo, en una sociedad  cada día más atomizada, en la que todos buscan tener "derecho individuales" a la carta.

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