La izquierda y la derecha del ambidiestro

El artículo publicado por Mijael Garrido-Lecca en el diario La República, 
http://larepublica.pe/impresa/la-contra/801111-las-dos-caras-del-totalitarismo me ha llevado a pensar que escribir un artículo de media carilla y ser publicado en nuestra prensa escrita, no entraña ninguna ciencia oculta.

En este artículo titulado "Las dos caras del totalitarismo", Garrido-Lecca condensa un conjunto de "a prioris" y de clichés que diferenciarían u opondrían a la derecha o a la izquierda en el espectro político. Considero que esta dicotomía es una caricatura que simplifica las diversas aristas y matices que podrían identificar a los distintos actores de nuestra fauna política.

Con tanto "transfuguismo" y con la patente desideologización de un debate de ideas que no existe, es una sofisticación hablar en el Perú acerca de derechas o de izquierdas. En estricto, qué es ser de izquierda o de derecha en nuestros tiempos, más allá de la referencia histórica a la ubicación de los girondinos y los jacobinos en la primera asamblea constituyente post revolucionaria, pues creo que nada. Esos son conceptos vacíos que, en estos tiempos, no dicen mucho al ciudadano de a pie. Como diría el recordado Deng Siao Ping, no importa si el gato es negro o si es blanco, con tal que atrape ratones, lo que la ciudadanía busca son resultados, y se aleja de la política porque piensa que ésta no se ocupa de ella.
 
Como lo afirmó Michel Rocard, el arte de gobernar, no es arte del pintor, del escultor ni del escritor. Es el arte de hacer vivir conjuntamente a las personas, a estructuras que no tienen predisposiciones naturales para ello y cuya lógica inmediata será de defender siempre su autonomía, su territorio contra la presencia usurpadora de los otros. Lo relevante, más allá de las etiquetas de derecha o de izquierda, es saber si el político que tenemos al frente puede o no asumir ese reto.
Garrido-Lecca afirma que "...el totalitarismo no tiene color político. Es sólo la renuncia a aceptar que podemos estar equivocados". Si bien podemos estar de acuerdo que uno de los principales errores humanos es el renunciar a la idea que podemos estar equivocados, considero que la referencia que hace al totalitarismo es equívoca e impertinente, pues despoja a dicho concepto de su grave contenido, banalizándolo. El totalitarismo no es esa simple renuncia a aceptar que podemos estar equivocados, más allá de ello, se trata, en línea con Hannah Arendt, de una forma de dominación que tiene por objeto tanto la destrucción del espacio político, la transformación de la sociedad en una masa homogénea desprovista de toda iniciativa y, como ocurrió con el nazismo y el comunismo estalinista, la destrucción de grupos humanos que podrían impedir dichos objetivos.
 
Una de las principales virtudes de todo periodista debería ser el uso del "mot juste". Le hacemos un flaco favor a la verdad y a la historia si vaciamos el significado real de las palabras y les asignamos conceptos edulcorados que les hacen perder por completo su sentido y gravedad. 



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