Y si no todos somos machistas?


Hay cierto resquemor cuando se trata de hablar de las expectativas legítimas de toda mujer para reivindicar su derecho a un trato igualitario ante la Ley. Y bueno, aportar algún matiz distinto sobre el "pensamiento único" que pretende afirmar que no debe haber diferencias entre ambos sexos, nos lleva a ser tildados de machistas irredentos.

Creo que hay un enfoque inadecuado en esta visión llamada de "género". Se pretende reclamar legítimos derechos a la mujer por el hecho de ser mujer y no por el hecho de ser ciudadana, titular de derechos y deberes. Como lo afirma Elisabeth Badinter, una visión republicana y humanista, nos debe llevar a afirmar y reconocer la igualdad de todos los ciudadanos y ciudadanas en la esfera pública, sin considerar sus especificidades o sus identidades, sean estas relacionadas a su origen social, edad, sexo. Esa especificidad, que reivindica lo femenino, debe ser ejercido y reivindicado en el fuero privado.

La igualdad no es sinónimo de similitud. Bajo esa premisa, ciertos derechos toman en cuenta la asimetría generacional o sexual que por naturaleza nos diferencia entre unos y otros. No todos tenemos los mismos derechos, a cierta edad tenemos derecho a una jubilación, una mujer embarazada tiene ciertos derechos sociales y/o laborales que los hombres no pueden exigir.

En ese mismo sentido, como lo señala el filósofo Alain Finkielkraut, la diferencia de sexos marca nuestra finitud. En mí no se resume la totalidad de la especie, necesito a otro ser, al otro sexo que me es complementario, para preservar la especie, para reproducir a mi semejante.


Por otro lado, no todo debería ser visto bajo el prisma de una relación de poder o de una pugna entre un opresor y una oprimida. Las expresiones amorosas de un hombre a una mujer y la seducción que puede ejercer una mujer hacia un hombre no siempre debe ser visto como una manifestación de un machismo antediluviano o de un sometimiento de la feminidad. Lejos de lo anterior, esas expresiones, bajo una relación de respeto mutuo, enriquecen nuestras vidas. 

 A mi entender, una visión que reivindique la igualdad de géneros, bajo una lucha feminista, puede llevarnos a afirmar, de forma equivocada, que los conceptos de hombre y mujer son intercambiables y, dejando de lado las diferencias naturales entre el sexo masculino y el sexo femenino, concluyendo erradamente que todo es expresión social, diluyendo así toda diferencia y alteridad necesaria para completar nuestras existencias, negando con ello nuestra finitud como seres incompletos que necesitamos del otro.  










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