La visión utilitarista o la santuarización de la escuela



Haciendo mías las palabras de Natacha Polony, hay responsabilidad de los adultos, que deben asumir este mundo para transmitirlo a las nuevas generaciones. Los niños nacen en un mundo más viejo que ellos, en un mundo que los precede. Si bien, ellos tienen la fuerza de lo nuevo, a través de la educación se vinculan con el mundo ya existente, que heredan. Por esa razón, la educación tiene una naturaleza, conservadora y reposa sobre una separación entre el espacio privado y el espacio público, bajo una forma de "santuarización" de la escuela, alejándola de las agitaciones del presente.
La escuela debe enseñar contenidos y no métodos. Es lo contrario de una visión utilitarista de la escuela, fundada sobre su fijación en la "vida", en el presente, sobre la enseñanza de competencias, herramientas y no sobre conocimientos. Esa "tendencia" que busca nuevos paradigmas para una "educación fuera de la caja", lo resume muy bien Mariana Mendoza, Directora del CADE por la Educación, en la entrevista publicada en la revista Poder: https://poder.pe/2016/09/08/01254-debemos-pensar-en-una-educacion-con-vision-siglo-xxi/. Se afirma que el docente necesita entender que los estudiantes del siglo XXI tienen otros intereses y desafíos, ante una sociedad que demanda nuevas competencias y habilidades, que inclusive "nos reta a pensar en nuevos puestos de trabajo que aún no han sido creados". Bajo esa premisa, Mendoza afirma que hay que cambiar la metodología con enfoque vertical en el que el docente es quién sabe y el estudiante no. A su entender, el estudiante es el protagonista de su aprendizaje y el maestro, que algún rol tendrá que asumir en ese "organigrama" de la escuela post-moderna, deberá ser un gestor y un acompañante socioemocional del estudiante. 
Es curiosa la manera de concebir la educación como un producto más, que vincula a estudiantes, convertidos en clientes exigentes, y a  maestros, que se limitarán a ser un acompañantes, con presencia y autoridad imperceptibles, dada la horizontalidad que deberá existir, bajo esta concepción de la educación, con el "estudiante-rey".
Si bien puedo entender que existan posiciones que consideren que el "modelo" que afirma que la educación debe ser vista como un servicio más, como cualquier otro a contratar en el mercado, maleable o adaptable a una clientela moderna, habida de mayores y mejores competencias y habilidades, considero que es un despropósito presentar ese "modelo" como el más apropiado para la escuela primaria y secundaria. La escuela es un espacio que permite la socialización del estudiante, donde debe recibir una instrucción, a través de los conocimientos que le deben  ser transmitidos por un maestro que, bajo una relación de autoridad, asume la responsabilidad de introducir y conducir a nuestros hijos en la vida ciudadana. En estos tiempos, y un ejemplo es lo dicho por Mariana Mendoza, la labor educativa, debe ser ejercida en un mundo que ha dejado de estructurarse por la autoridad y por la tradición.
Como lo afirma Hannah Arendt en la Crisis de la Cultura, "...la educación es el punto de quiebre dónde se decide si amamos tanto al mundo para asumir la responsabilidad de su destino". Con la educación también decidimos si amamos lo suficiente a nuestros hijos para "no abandonarlos a ellos mismos", sino para prepararlos sobre todo a la tarea de renovar el mundo.
Quizás, como diría Camus, nuestra tarea y la de nuestros hijos no sea tanto de rehacer el mundo, sino de impedir que éste se deshaga.


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